Cuidarse: ¿vanidad o amor propio?

Facebook
Twitter
Pinterest

No es un secreto que a todos nos gusta vernos bien. Disfrutamos de la idea de sentirnos mejor de lo que éramos antes y procuramos hacer cosas que nos acerquen a la versión de nosotros mismos que soñamos encontrarnos en el espejo.

En eso, al menos de principio, no hay nada de malo.

El problema ocurre cuando el deseo de cuidar de nosotros mismos nace de las necesidades equivocadas. Es ese punto de partida, ese nacimiento, lo que define si cuidarse se convierte en un acto de vanidad o de amor propio.

Digamos que cuidarse puede nacer de dos impulsos. El primero es una fuerza que nos exige hacer cosas que nos vuelvan más agradables a ojos de otros, que nos acerquen a la validación ajena, que cumplan con los estándares que la sociedad nos impone y que terminen llenando de palabras nuestro estanque del ego.

El segundo, por el contrario, es un motor que nos lleva a viajar hacia adentro, que nos vuelve sensibles a nuestros propios deseos, dolores o aspiraciones. Que nos motiva a trabajar con nosotros, por nosotros y para nosotros.

Cuando decidimos seguir el primer camino, empezamos a cuidarnos para convertirnos en lo que nuestra pareja quiere, en lo que encaja en nuestro grupo de amigos, en lo que la sociedad aprueba como correcto. Y terminamos, inevitablemente, creyendo que el fin justifica los medios, y que no importa tanto si el proceso nos abruma, nos rompe, o nos exige desmedidamente, sino si logramos ese objetivo que ni siquiera es nuestro.

Ahí cuidarse es, sin duda, un acto de vanidad, de decorar una superficie para que otras la vean y se deslumbren. De cuidar lo de afuera sin prestarle el más mínimo grado de atención a lo de adentro.

Entonces el acto, que en principio es positivo, termina volviéndose absolutamente dañino.

Por el contrario, cuando recorremos el segundo camino, cuando construimos una relación sana con nosotros mismos, y buscamos el bienestar interior y exterior como en una balanza perfecta, logramos hacer del cuidado un acto profundo de amor propio.

Finalmente, nuestro mensaje es que te cuides, por supuesto, eres la persona más importante de tu vida. Pero que te cuides por las razones correctas, buscando experiencias que te potencien, no que te exijan encajar en moldes que no están diseñados a tu medida.